Demanda inducida: más carriles no reducen el tráfico vehicular

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Lo sabemos, es algo que se nos ha ocurrido a todos al estar atorados en el tráfico: “¡¿por qué no construyen más carriles para que puedan circular más carros?!”; a esto es a lo que llamamos demanda inducida, pero, ¿sabes qué es y cómo es que, siendo conductor, te afectaría en vez de beneficiarte?

Quédate con nosotros y conoce un poco más sobre la demanda inducida. Te explicaremos qué es, cómo funciona y la manera en que podría afectarte más allá de beneficiarte como conductor. Además, te diremos cuál es la posible mejor solución al tráfico y que no pases tantas horas de tu vida desperdiciadas en la congestión vial.

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Demanda inducida, ¿qué es?

La demanda inducida ocurre cuando se aumenta el consumo de un producto a causa de la reducción de su precio. Este término suele ser empleado en los campos referentes a la salud, la economía y la movilidad urbana; es en este último punto en el que nos enfocaremos nosotros.

Urbanismo y la construcción de más carriles: grave error

En términos de urbanismo, la demanda inducida ocurre cuando, en las principales vialidades, sobre todo de las grandes ciudades, se construyen más carriles para el tránsito vehicular; ello, con la idea de que, más espacio para circular, disminuirá el congestionamiento vial y disminuirá los atascos en las horas pico.

Y, bueno, nada más erróneo que esto; pero, “¿por qué? Si tiene sentido que, a más carriles, exista más espacio para transitar”, te estarás preguntando.

La respuesta es un tanto paradójica, aunque, una vez que lo pienses a conciencia, tendrá más sentido del que esperas.

El problema de crear más carriles

Como dijimos, en términos de movilidad y urbanismo, la demanda inducida equivale a crear carriles adicionales en las vialidades.

Ahora, ya también explicamos que, cuando un producto reduce su precio, este comenzará a ser más consumido. Si fuéramos comerciantes, esto sería bueno para nuestras ventas, pero, como automovilistas, no nos conviene para nada.

En pocas palabras, los carriles en las autopistas u otras vialidades representan el producto a consumir, mientras que el tiempo que pasamos conduciendo dentro de ellos es el precio a pagar.

Y, claro, la mayoría de nosotros busca ahorrar el mayor tiempo posible al ir del punto A al punto B, después de todo, nadie quiere pasar la mitad de su día atorado en el tráfico. Y aquí es cuando construir más carriles se convierte en un gran problema.

Si todavía no lo has entendido muy bien, tranquilo, no te preocupes, te lo desmenuzamos más.

A más carriles, más tráfico

Cuanto más rápido nos lleve una vialidad a nuestro destino, más transitada será por muchos otros conductores que buscan lo mismo. Aumentar los carriles en cualquier infraestructura vial provocará que la misma comience a ser más usada por otros automovilistas.

Quizá funciona en un inicio y, efectivamente, reduzcas tu tiempo atascado en el tránsito durante unos días, pero, conforme pasen las semanas, los meses y los años, los nuevos carriles que se hayan construido estarán igual o más congestionados que lo que ya estaba ese tramo desde antes de hacerlos.

En resumen: construir más carriles de tránsito significa atraer a más automovilistas a la vía; más automovilistas genera igual o mayor tráfico que el que se buscaba reducir.

La solución: una mejor movilidad urbana

Ciertamente, la ciudad está diseñada para los automovilistas, es cierto, pero no son los únicos con derecho a la movilidad urbana.

Todos los actores de tránsito tenemos derechos a trasladarnos en diferentes medios de transporte y mediante distintas vialidades. A su vez, estas vialidades deben ser equitativas y garantizar la seguridad de sus usuarios; estas pueden ser: banquetas, camellones, puentes peatonales, carriles especiales para el transporte público y ciclovías.

Contar con cada una de ellas -y con una cantidad justa de las mismas para todos sus usuarios- depende de una buena planeación urbana.

Si bien el principal medio de transporte sigue siendo el carro particular, los peatones, usuarios de transporte público, así como los vehículos no motorizados, como las bicicletas, tienen derecho a contar con sus propios espacios.

Invertir en ciclovías presenta beneficios desde lo económico hasta lo saludable
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Las ciclovías, la mejor opción

La movilidad sustentable representa una de las mejores soluciones para la reducción del tráfico, después de todo, mayores opciones de traslado también significan una mayor reducción de autos en las distintas calles y carreteras.

En este caso, en las principales ciudades, la creación de ciclovías funciona como la opción ideal contra la saturación vial.

Se ha comprobado que un carril ciclista es capaz de movilizar a cientos y hasta miles de ciudadanos al día gracias al uso de la bicicleta. En términos de demanda inducida, mayor uso de la bici orillará a una mayor creación de ciclopistas; con más ciclocarriles seguros y canalizados, habrá más ciclistas y, por ende, también menor cantidad de automovilistas en las calles.

Una ciclovía es una solución para todos, pues, lejos de quitar espacio, lo redistribuye. Como bien dijimos antes, todos los actores de tránsito tienen derecho a trasladarse por la calle, así que una ciclopista no está robando carriles de automóviles, sino que, por el contrario, está reclamando el espacio destinado por derecho de movilidad a los pedalistas.

Un ejemplo de esto es la ciclovía de Insurgentes, en la Ciudad de México (CDMX), obra que comenzó como un carril temporal para los traslados durante la pandemia de la COVID-19 en 2020; pero, tras demostrar su funcionalidad, en 2022 se instaló de manera permanente, siendo una de las ciclovías más importantes y largas del país con 30 km de largo, transportando a miles de ciclistas al día sin afectar el tránsito vehicular ni al transporte público.

Soluciones al tráfico

La demanda inducida de más carriles, como hemos visto, únicamente traerá consigo más tráfico, lo que, como ya te has dado cuenta, trae consigo mayor pérdida de tiempo atascado en el tránsito. Entonces, ¿cuál es la solución?

La respuesta está en las ciudades sostenibles y crear mayores estrategias de movilidad, lo que incluye una mayor infraestructura de transporte público, calles caminables y seguras, así como ciclopistas canalizadas.

De igual manera, programas de movilidad como lo es Ecobici funcionan como una de las mejores soluciones de tráfico. En la CDMX, esta opción de bicicletas de préstamo entró en funcionamiento en 2010. En ese año registró 85 estaciones y 1,114 bicicletas y con 30 mil viajes diarios para 2018; ya para 2024, aumentó a 687 estaciones con 9 mil 300 bicicletas, además del récord de 82 mil 595 viajes en un solo día.

las ciclovías aumentan el valor de la propiedad

Además, la construcción de más ciclovías por parte de los gobiernos (como el futuro proyecto de 300 km de ciclopistas), funciona como una de las mejores alternativas al tráfico, representando más opciones de transporte fuera del automóvil particular. Si, además, tomamos en cuenta que para viajes cortos es mejor la bicicleta, se ahorrará un tremendo espacio físico en comparación del auto.

Basta con saber que la mayoría de los carros transporta a un único pasajero, dejando libre, por lo menos, de 3 a 4 lugares vacíos dentro de este. Esto también se traduce en un mayor espacio desperdiciado, pues un automóvil ocupa el equivalente a 6 bicicletas en la calle. Así, si se usa la bici y alternativas como Ecobici para tramos pequeños, en vez de ir en coche, se estará aligerando la carga de tránsito vehicular.

Entonces, ¿cuál es la respuesta?

La demanda inducida de crear más carriles, únicamente traerá consigo una mayor cantidad de tráfico vehicular. Queda claro ya que, a mayor demanda de estos tramos, se genera más tránsito del que se evita.

Por ello, la respuesta a cómo aminorar el tráfico, no es construyendo más carriles, sino usando menos el automóvil, creando mejores estrategias de movilidad y una mayor eficiencia en el transporte público.

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