La seguridad en las calles depende de muchos factores, pero, uno de los más importantes, es por los diversos tipos de reductores de velocidad. Por ello, en esta ocasión, vamos a conocer un poco más de ellos pues, aunque no lo creas, velan por el bienestar de conductores y peatones.
Tal vez te sea un poco más difícil identificarlos por este nombre, ya que, comúnmente, solemos llamarlos de una manera más común: topes.
Listo, apostamos a que hora sí sabes de qué estamos hablando. Estos dispositivos viales, aunque han acompañado a la ciudad prácticamente desde siempre, también han presentado una notable evolución con el pasar de los años.
Tan es así, que hoy en día, poco a poco, estos topes de concreto van quedando obsoletos por las distintas desventajas que presentan. En su lugar, paulatinamente van ganando terreno otros tipos de reductores viales.
Si no sabes cuáles son, acompáñanos en este recorrido y conoce más sobre ellos.
¿Qué son los reductores de velocidad?
Los reductores de velocidad son dispositivos colocados en la superficie de la vía. Su objetivo principal es el de obligar a los conductores a disminuir la velocidad con la que manejan en ciertas zonas.
Con su implementación, se busca minimizar todo lo posible el riesgo de sufrir accidentes de tránsito, desde choques hasta atropellamientos.
Como dijimos antes, estos reductores son conocidos, principalmente, como topes. Todos nosotros los hemos visto, aunque, actualmente, existen otros tipos de reductores de velocidad que son fabricados con materiales plásticos, como el polietileno.
¿Cuántos tipos de reductores de velocidad hay y dónde se colocan?
Existen diversos tipos de reductores de velocidad. La respuesta obvia es que se colocan en la calle, claro. Sin embargo, están pensados para ubicarse en las cercanías de zonas donde se requiere un mayor nivel de seguridad.
Ejemplos de esto último son: pasos peatonales, inmediaciones escolares, fraccionamientos habitacionales, estacionamientos, etc.
Como podrás deducirlo, su presencia es óptima en zonas donde hay un mayor paso de peatones. Así, se consigue que los conductores de cualquier vehículo reduzcan su velocidad antes de que se pueda provocar un accidente.
Sin embargo, también pueden colocarse en obras viales o hasta en retenes policiacos, tales como los alcoholímetros.
¿De qué están hechos?
Aunque existen diversos tipos de reductores de velocidad, la mayoría de ellos están hechos con algún material plástico y suave.
Este puede ir desde polietileno de media o alta densidad, hule reciclado y hasta caucho.
Normalmente, están pintados, de manera alternada, en colores negro y amarillo. Esto permite que sean lo bastante visibles a una distancia considerable. Incluso, algunos de estos reductores viales cuentan con propiedades tecnológicas bastante interesantes.
Tipos de reductores de velocidad, ¿cuáles son sus características?
La característica principal, como dijimos, es que están hechos de plástico. Esto los dota de mayor resistencia y durabilidad.
Además, como mencionamos arriba, varios de estos tipos de reductores de velocidad ya cuentan con tecnología más allá del hule.
Por ejemplo, algunos tienen instalados sistemas de luces leds que permiten su visibilidad y alertan de su presencia durante las noches.
Otros, incluso, cuentan con habilidades portátiles o de “quita pon” que les permite llevarlos a donde más se requieran. Estos funcionan como reductores de velocidad temporales, mientras que otros son de forma fija.
Cabe destacar que, para la tecnología led, es necesario que cuenten con sistemas que les permitan utilizar la energía solar. Con esto, los reductores viales no solamente son útiles, sino que también son amigables con el medio ambiente.
Diferencias entre un tope plástico y uno de concreto
Si bien los topes de concreto han sido útiles durante mucho tiempo, también presentan ciertas desventajas ante los distintos tipos de reductores de velocidad plásticos. Te mencionamos algunas:
- Por su dureza y mal diseño, pueden dañar fácilmente las suspensiones de los carros. Por su parte, los topes de plástico son más suaves y de una menor altura (regularmente, de menos de 10 cm de altura por menos de 30 cm de ancho), sin que esto afecte su efectividad.
- El concreto se desgasta con el paso de los años, por lo que es común que se cuarteen, o incluso se rompan en su totalidad, ante cargas pesadas. Un reductor de polietileno puede resistir hasta 35,000 kg.
- La pintura de los topes se desgasta fácil y rápidamente. Un tope de plástico mantendrá sus colores durante toda su vida y, lo que es más, requiere de mínimo o nulo mantenimiento tras ser instalado.
- La Secretaría de Ciencia y Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECITI), detalló que, cuando un auto pasa por un reductor de concreto, debe frenar casi por completo o totalmente; al volver a arrancar, emite 10 veces más dióxido de carbono al ambiente. Un reductor plástico evita que el carro se detenga totalmente y, por ende, emite menos CO₂.
Asimismo, otra de las desventajas de un tope de concreto frente a uno de plástico, es que este último puede ser multifuncional. De esta manera, también puede servir tanto como un reductor de velocidad como un paso peatonal.