La Ciudad de México (CDMX) tiene en claro que el futuro de la movilidad va en dos ruedas, por ello, tiene como meta diseñar toda una infraestructura y equipamiento ciclista que permita una integración total de la bicicleta y el ciclista a lo largo y ancho de la capital.
¿Cómo piensa lograrlo? ¿Es viable? En este artículo te vamos a explicar cuál es la guía que se tiene pensado seguir para conseguir este difícil, sí, pero no imposible objetivo.
Así que ajusta tu casco y revisa tus frenos, porque vamos a detenernos en cada detalle.
Infraestructura y equipamiento ciclista, ¿cuál es la meta?
De acuerdo con la “Guía de Diseño de Infraestructura y equipamiento ciclista: estrategia de movilidad en la Ciudad de México”, la meta es simple y directa: desarrollar un modelo vial enfocado en el ciclista.
Pero no se trata de cualquier modelo, sino de uno que se adapte en su totalidad (o al menos la mayor parte de él) a la diversidad de condiciones existentes en la Ciudad de México. Es decir, que mediante la estructura actual de la capital, incluyendo vialidades y rutas de transporte público, sea posible circular por ella de forma rápida y sencilla en bicicleta.
¿Cómo se piensa lograr esta infraestructura y equipamiento ciclista?
Si hay una manera de conectar un extremo de la metrópoli con otro, esa es mediante el transporte público. Por ello, no es descabellado pensar que una de las mejores opciones es conectar toda la infraestructura ciclista a las diferentes rutas de transporte, llámese Metrobus, Metro o las grandes avenidas.
Lo interesante, es que este modelo es aplicable y adaptable a calles y espacios públicos ya existentes. Esto significa que algunos espacios pueden ser remodelados y adaptados para formar parte de una nueva infraestructura y equipamiento ciclista.
Económicamente, representa un gran ahorro, pues no se requerirá construir nuevos espacios; en su lugar, se adaptarán los ya existentes. Sin embargo, el mayor beneficio es el sociocultural, pues al recuperar espacios públicos se magnifica el paisaje y se mejoran las condiciones ambientales.
Todo esto hace que la infraestructura ciclista se convierta en un punto de encuentro social, donde pueden convivir sanamente en un mimo espacio, ciclistas y peatones.
¿Cómo es el proceso?
Para que este plan funcione, primero se debe de realizar un estudio de movilidad para bicicleta en las rutas en que se deseen implementar las nuevas infraestructuras.
Este estudio revelará datos interesantes sobre la conveniencia o no de construir, por ejemplo, una nueva ciclovía. Una vez que se demuestre su viabilidad, se da paso con la edificación de más estructura ciclista.
Si deseas conocer un poco más sobre este proceso, te contamos aquí qué es y para qué sirve una ciclovía emergente.
¿Cuáles serán sus principales características?
Por supuesto, las ciclovías no pueden crearse de un momento a otro ni en cualquier lugar, como lo detallamos en el punto pasado. En su lugar, una vez que se han realizado los estudios pertinentes y se ha comprobado el beneficio de la misma, se da paso a su construcción.
Sin embargo, la guía de infraestructura y equipamiento ciclista también detalla que se deberá cumplir con ciertas características. Esto con la finalidad de proteger tanto al ciclista como al peatón. Estas características son:
- Ciclovías unidireccionales emplazadas siempre en el lado derecho de la vialidad.
- Ciclovías confinadas con divisiones físicas entre automóviles y bicicletas.
- Estacionamiento de vehículos permitido solo al lado izquierdo de la ciclovía.
¿Cuál es el equipamiento ciclista requerido?
El modelo de infraestructura y equipamiento ciclista tiene contemplado que las rutas no sólo sean tramos por recorrer, pues también se planea que cuenten con el equipamiento necesario para facilitar el viaje del ciclista. Por ello, se espera que si no todas, sí por lo menos algunas de las ciclovías cuenten con:
- Biciestacionamientos.
- Diseño de paisaje a lo largo de trazos, plazas y espacios públicos.
- Programas de bicicletas públicas, como lo es el sistema de préstamo de bicic, EcoBici.
- Señalización (horizontal y vertical) como lo son bolardos confibici y canalizadores.
Por supuesto, todo esto pensado para instalarse en zonas de tránsito calmado y no exponer la vida de los usuarios.
¿Qué estrategias se usarán?
Antes que nada, hay que tener en cuenta que la estrategia de Movilidad en Bicicleta debe ser vista como un proceso a largo plazo. Claro que en lapsos relativamente cortos se podrá contar con infraestructura vial ciclista totalmente integrada a los sistemas de transporte masivos. El camino es largo, pero no imposible, por ello, entre las estrategías que se contemplan están:
- Crear zonas de tránsito calmado en las colonias de la ciudad, así como la implementación de in- fraestructura que permita un traslado rápido y recreativo entre ellas.
- Construcción de accesos fáciles y seguros en los núcleos del transporte público que cuenten con suficiente espacio para el estacionamiento de bicicletas.
- Proporcionar bicicletas en préstamo o renta a lo largo de la ciudad a través de locatarios, tiendas, cicloestaciones, etc.
- Fomentar una cultura ciclista a base de una conciencia al respecto y propiciando el desarrollo de las destrezas de los ciclistas.
Si bien la bicicleta gana terreno como un medio de transporte alterno, una de las principales razones, según encuestas hechas a ciclistas, por las que mucha gente no se siente cómoda usando la bici, es por la falta de seguridad y protección.
La infraestructura y equipamiento ciclista busca arreglar esto con rutas más rápidas, cómodas y versátiles en los proyectos viales de la ciudad. El futuro depende de ello, pero también depende de los ciudadanos sembrar la semilla de la cultura vial para que pueda germinar en más y mejores opciones de movilidad, como lo es la bicicleta.